Clima en guerra. Rasputitsa (Modesto)

En la dirección de la Segunda Guerra Mundial existen dos cómicos errores canónicos relacionados con la geografía física y el clima.

Uno es la ignorancia e indiferencia de los aliados occidentales hacía el peculiar paisaje de Normandía, llamado bocage. Consiste en la parcelación del terreno mediante setos vivos de gran tamaño y edad. Éstos permiten y facilitan la fortificación y entorpecen enormemente los movimientos de fuerzas motorizadas.

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Paisaje típico de bocage en Cotentin, Normandía

El bocage contribuyó decisivamente -sin despreciar la descortés falta de colaboración de los alemanes- a dificultar la salida de las tropas al campo abierto de la llanura norteña francesa.

La Rasputitsa

Rasputitsa, pintura de Alexei Savrasov 1894
Rasputitsa, pintura de Alexei Savrasov. 1894

En el caso de la guerra germano-soviética podemos atribuir el error, aun más grotesco que en Normandía a la velocidad con que se pensaba destruir la URSS, mediante el uso de fuertes y veloces medios acorazados, a los que seguirían la inmensa mayoría de las divisiones hipomóviles, dotadas, en el mejor de los casos de camiones y coches fruto del botín ganado a checos y franceses. 

 Vehículos todos ellos fabricados para la circulación en verdaderas carreteras y no en la red de caminos del occidente soviético. Asi que, si ya durante el verano de Barbarroja las pérdidas debidas al desgaste y la falta de repuestos fueron descomunales, la movilidad se vió reducida a cero cuando las lluvias se precipitaron.

Además de la feroz y caótica resistencia del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos, el Heer se vió obligado a enfrentar la fochanca, con el fango hasta los galones.

Es la Rasputitsa, cuya traducción literal ignoro, pero a la que los autores se refieren como “tiempo sin caminos” o temporada del barro.

Convierte las fértiles llanuras y sus vías de comunicación en mares de lodo intransitables, y que se produce con la regularidad del metrónomo al tiempo del deshielo primaveral y de las primeras lluvias del otoño.

De manera, hijos mios, que si vuestro deseo es invadir la Madre Rusia, rendid homenaje al General Invierno. Rapará vuestras barbas pero os permitirá moveros a vuestro antojo y sobre vuestras orugas a través de grandes extensiones heladas.

Pero no hagáis de menos a la Sargento Rasputitsa, que en madreñas y con el paraguas al pescuezo, se prepara para hacer estrume de vosotros.

Fuentes:

deixa pegada en internet llamada a la acción

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